abril 01, 2010
El advenimiento de la luz
"En el principio era el Verbo, el Verbo estaba frente a Dios y el Verbo era Dios (...) En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (...) La luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo (...) Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre (...) `Nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo´ (...) Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo:`Padre, la hora ha llegado: glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti, pues le has dado potestad sobre toda carne para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciera. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo existiera´ (...) Entonces la compañía de soldados, el comandante y los guardias de los judíos prendieron a Jesús (...) Lo crucificaron (...) E inclinando la cabeza, entregó el espíritu (...) Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas (...) El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro (...) Llegó Jesús y, puesto en medio, les dijo: `¡Paz a vosotros´" (extractos del Evangelio según Juan).
diciembre 24, 2009
Natividad de liberación
“Cristo se hizo hombre de su pueblo y de su tiempo: vivió como un judío, trabajó como un obrero de Nazaret y desde entonces sigue encarnándose en todos los hombres. Si muchos se han alejado de la Iglesia, es precisamente porque la Iglesia se ha alienado un poco de la humanidad. Pero una Iglesia que sepa sentir como suya todo lo humano y quiera encarnar el dolor, la esperanza, la angustia de todos los que sufren y gozan, esa Iglesia será Cristo amado y esperado, Cristo presente; y eso depende de nosotros”.
Oscar Romero, Homilía del 3 de febrero de 1978.
Oscar Romero, Homilía del 3 de febrero de 1978.
diciembre 24, 2008
Encarnación
"Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado" (Isaías 9:6).

"Dios, quien no tiene ni antes ni después, entró en el tiempo y el espacio. Dios, quien no conoce límites, asumió los confines sorprendentes de la piel de un niño, las limitaciones ominosas de la mortalidad" (Philip Yancey).
"Dios se ha hecho portador de la carne para que el hombre pueda ser portador del Espíritu" (Atanasio de Alejandría).
"Así descubro que he sido amado. Que existo porque alguien me ha amado.
Ahí está la raíz de mi ser. Y la raíz de mi unicidad. Alguien que me ama y que me llama por mi nombre.
Sin embargo, el hombre, porque ha pecado, ha vuelto a ser la nada absoluta. Se ha desintegrado, se ha desecho.
Dios le sigue amando, y acepta ser como él, se convierte Él mismo en nada, para que el hombre pueda volver a ser algo, para que de nuevo sea alguien.
(...)
Esta es la realidad más desconcertante de la encarnación.
'Vosotros que en un tiempo no erais pueblo y que ahora sois el pueblo de Dios' (1º Pedro 2:10).
Lo mismo puede decirse a nivel personal. Tú que, con el pecado eras no-persona, eras nada, ahora has vuelto a ser alguien. Te ha sido restituida tu identidad personal.
La 'noticia, motivo de alegría' de la Navidad creo que puede resolverse así: ¡tú has vuelto a ser alguien porque alguien te ama!" (Alessandro Pronzato).
Señor, gracias por rebajarte hasta hacerte hombre por mí. Gracias por habitar entre nosotros. Gracias por despoyarte de ti mismo. Gracias por hacerte nada por mí. Gracias por hacerme alguien en ti. Amén.

"Dios, quien no tiene ni antes ni después, entró en el tiempo y el espacio. Dios, quien no conoce límites, asumió los confines sorprendentes de la piel de un niño, las limitaciones ominosas de la mortalidad" (Philip Yancey).
"Dios se ha hecho portador de la carne para que el hombre pueda ser portador del Espíritu" (Atanasio de Alejandría).
"Así descubro que he sido amado. Que existo porque alguien me ha amado.
Ahí está la raíz de mi ser. Y la raíz de mi unicidad. Alguien que me ama y que me llama por mi nombre.
Sin embargo, el hombre, porque ha pecado, ha vuelto a ser la nada absoluta. Se ha desintegrado, se ha desecho.
Dios le sigue amando, y acepta ser como él, se convierte Él mismo en nada, para que el hombre pueda volver a ser algo, para que de nuevo sea alguien.
(...)
Esta es la realidad más desconcertante de la encarnación.
'Vosotros que en un tiempo no erais pueblo y que ahora sois el pueblo de Dios' (1º Pedro 2:10).
Lo mismo puede decirse a nivel personal. Tú que, con el pecado eras no-persona, eras nada, ahora has vuelto a ser alguien. Te ha sido restituida tu identidad personal.
La 'noticia, motivo de alegría' de la Navidad creo que puede resolverse así: ¡tú has vuelto a ser alguien porque alguien te ama!" (Alessandro Pronzato).
Señor, gracias por rebajarte hasta hacerte hombre por mí. Gracias por habitar entre nosotros. Gracias por despoyarte de ti mismo. Gracias por hacerte nada por mí. Gracias por hacerme alguien en ti. Amén.
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