"No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree". (Romanos 1:16)

marzo 22, 2005

Sacrificio de alabanza

Quiero compartirte un texto que me impactó mucho. Te aclaro de antemano que va a ser un poco complicado, espero poder explicarlo bien. Sí te prometo que si logras seguirme, te encontrarás con una hermosa enseñanza al final. Es el versículo 15 del capítulo 13 de la epístola a los Hebreos.

“Ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre”.

Lo primero que aquí llama mi atención, es que el apóstol Pablo utiliza la primera persona del plural: dice "nosotros". En la mayoría de las recomendaciones/exhortaciones que él hace en sus cartas, usa la segunda persona: "ustedes" (o vosotros). Puedes corroborar esto en 1º Corintios 16:13-14, 2º Corintios 13:11, Filipenses 4:4-9, Colosenses 4:2-6, 1º Tesalonicenses 5:12-22 y Hebreos 13:1-9 y 16-17. Pablo nunca se incluye cuando da una recomendación al finalizar ninguna de sus cartas. ¿Por qué, entonces, lo hace en este punto? Porque era algo que a él mismo le costaba, algo con lo que él mismo luchaba.

Pero, ¿qué es esto de un sacrificio de alabanza (sólo aparece cuatro veces en la Biblia, una sólo en el nuevo testamento)? Ahí mismo hay una explicación: es "el fruto de los labios que confiesan el nombre de Dios". Quizás sigas sin comprender, a mí me pasa lo mismo con Pablo, es como si tuviera una manía en decir las cosas de manera complicada (2º Pedro 3:15b-16). Vamos de a poco.

Por "confesar el nombre de Dios", se entiende confesar a la persona de Dios, confesar su identidad. Pero, ¿qué es "confesar"?, te preguntarás. Según el diccionario, significa "manifestar (decir públicamente) los propios hechos, ideas o sentimientos". Entonces, "confesar a Dios" implica manifestar el concepto que tienes de Dios, qué significa para ti (ideas), qué relación tienes con Él (sentimientos), qué fue lo que hizo en tu vida (hechos).

¿Cuáles son, entonces, "los labios que confiesan el nombre de Dios"? Pues, simple, los que le otorgan el lugar que le corresponde, es decir, los que lo llaman "Señor" y "Dios".

Para esta altura, sólo tenemos en claro la mitad del versículo, la parte más sencilla. Nada de lo que analizamos hasta ahora nos trae luz acerca de por qué esto le costaba a Pablo.

Ya sabemos que sólo quienes creen en Él pueden ofrecerle un sacrificio de alabanza, pero seguimos sin saber qué es eso concretamente. Pablo dice que es "el fruto de los labios de los creyentes". El fruto de un árbol es lo que éste produce, el medio a través del cual se reproduce (una aclaración tonta: las semillas están dentro). La metáfora, entonces, implica que un sacrificio de alabanza es lo producido por los labios creyentes, con el fin de reproducirse.

¿En qué momento los creyentes producen un sacrificio de alabanza? Cuando dicen o hacen cosas (y aquí está la clave para entender la dificultad de Pablo) que provocarán la reproducción de "labios que confiesen el nombre de Dios". Concretamente, cuando leen la Biblia (siguiendo la metáfora de Pablo, sería regar el árbol), cuando oran (alimentarse de la luz del sol), cuando cantan (producir el fruto), cuando predican (reproducirse).

Sin embargo, hay un pequeño detalle que hace tremendamente difícil seguir el consejo de Pablo. Es exactamente el mismo que creo que le cuesta a él mismo. Lo encontrarás en el circunstancial de tiempo que él utiliza (por si te olvidaste del análisis sintáctico que te enseñaron en la escuela, es la segunda palabra: "constantemente").

Es imposible leer la Biblia, predicar, cantar u orar constantemente (ya sé que 1º Tesalonicenses 5:17 lo dice, ahora llego a esa parte). Sencillamente, porque además de todas esas cosas, debes vivir -con todo lo que ello implica-. ¿Por qué Pablo lo pide, entonces? Él sabe que no se puede.

Imagino que a esta altura no entenderás nada. Verás, la clave está en la palabra "alabanza". Normalmente, nosotros la vinculamos a la acción de cantar. Sin embargo, en la Biblia se nombran varias otras maneras de hacerlo (Esdras 3:11, Salmos 7:17, 149:3 y 150:3-5 y Nehemías 8:6), por lo que probablemente, haya otras más que simplemente no están mencionadas en ella. ¿Qué quiero decir con esto? Que la alabanza es una actitud, no una acción. Por esto mismo es que se puede realizar -o, mejor dicho, tener- "constantemente". Este es también el motivo por el cual Pablo habla de un "sacrificio constante", y no de muchos consecutivos.

Lo que el apóstol Pablo se pidió a sí mismo y a los hebreos, es lo mismo que Dios hoy te pide a ti: que a través de cada uno de tus actos pueda vislumbrarse su amor, soberanía, gracia y misericordia. No necesitas hablar para demostrar compasión, afecto o generosidad; por lo que tampoco necesitas expresarte para "confesar el nombre de Dios".

Te animo (y me exhorto a mí mismo, como Pablo lo hizo) a que vivas de tal manera que los demás puedan ver reflejado a Cristo en cada aspecto de tu vida, de modo que todo lo que hagas sea como " un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios" (Romanos 12:1).

Ah, casi me olvidaba, la parte de "por medio de Jesucristo" es porque sólo a través de Él podemos llegar al Padre (Juan 14:6).

Señor, gracias por tu Palabra. Te pido que me enseñes a vivir demostrándote en cada uno de mis actos. Te necesito para eso, no puedo solo. Gracias por usar al apóstol Pablo de esta manera. Gracias por su vida y ejemplo. Amén.