"No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree". (Romanos 1:16)

junio 08, 2004

Libertad de elección

1º Corintios 6:12:
"Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar por ninguna".

Podemos hacer lo que queramos, es claro. Sin embargo, no todo lo que queremos hacer es bueno para nosotros. No todo lo que deseamos "conviene". Como cristianos, tomamos una elección diaria, continuamente, casi sin darnos cuenta.

En el antiguo testamento figura el primer pacto, aquel que Dios hizo con el pueblo judío -en el que le prometía un lugar propio donde vivir, luego de muchos años de esclavitud en tierras extranjeras-. Este es un fragmento del pacto que Moisés, por orden del Señor, hizo con los israelitas en Moab:

"Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá en la tierra de la vas a tomar posesión.
Pero si tu corazón se rebela y no obedeces, sino que te desvías para adorar y servir a otros dioses, te advierto hoy que serás destruido sin remedio. No vivirás mucho tiempo en el territorio que vas a poseer luego de cruzar el río Jordán.
Hoy pongo el cielo y la tierra de testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a Él, porque de Él depende tu vida, y por Él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob".
(Deuteronomio 30:15-20)

Todo el tiempo optamos entre "la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición". Si bien hay un día en el que decidimos seguir a Cristo o rechazarlo, después de esa elección (si optamos por Cristo) vivimos un continuo tira y afloje con el pecado.

"Todo nos es lícito", pero sólo los caminos del Señor traen bendición para nosotros y los que nos rodean. Sólo Cristo nos "conviene".

Por otro lado, incluso las cosas lícitas -y buenas- pueden ser malas si dejamos que "nos dominen". Nada puede ocupar el lugar de Dios. Ni el sentir hacia una persona, ni el estudio, ni el trabajo, ni un hobbie, ni ninguna otra cosa, pueden pasar a regir nuestra vida (mucho menos si es el pecado el que se enseñorea de nosotros). Nuestra vida no puede basarse en satisfacer esos sentimientos o actividades, porque sólo puede servirse a un dios, y debe ser al único Dios.

Podemos hacer lo que queramos, pero no todo es bueno para nosotros. Podemos hacer lo que queramos, pero ninguna de esas cosas puede pasar a tomar el primer lugar en nuestra vida, porque ese sitio pertenece exclusivamente a Dios.