"No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree". (Romanos 1:16)

junio 18, 2004

Sólo una cuestión de actitud

Como cristianos, el diablo continuamente nos tienta para que caigamos en pecado. Ante esto, solemos tener dos actitudes: creer que ya estamos más allá de toda debilidad, que ya crecimos espiritualmente lo suficiente como para ceder ante los trucos del maligno; o pensar que los problemas, las circunstancias, las tentaciones que vivimos, son demasiado para nosotros, y por ende no podemos soportarlas. En ambos casos, sin excepción, caemos; y el príncipe de este mundo lo sabe.

Es por esto que Pablo les da este consejo a los cristianos de la iglesia de Corinto:

"Si alguno piensa que está firme, tenga cuidado de no caer. Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que sean tentados más allá de lo que puedan soportar. Mas bien, cuando llegue la tentación, Él les dará también una salida a fin de que puedan resistir". (Capítulo 10, versículos 12 y 13)

Dios nos manda, en 1º Josué 1:9, que "nos esforcemos y seamos valientes, que no temamos ni desmayemos, porque Él estará con nosotros dondequiera que vayamos".

También dice en Hebreos 2:18 que "en cuanto Cristo mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados".

No debemos creer que estamos de vuelta, porque la vanidad va a matarnos, pero tampoco debemos creer que las pruebas pueden sobrepasarnos, porque nuestro Dios es más grande que cualquier problema, tentación o vicio. Tenemos la seguridad de que Aquel que fue tan poderoso como para vencer a la muerte, será igual de fuerte para sostenernos cuando lo necesitemos (creer lo contrario es tener en poco la muerte de Cristo).

Aferrémonos, entonces, al poder de Dios, sometámonos a Él. Resistamos al diablo, quien -como dice Santiago 4:7- "huirá de nosotros".

Señor, sos mi roca en la tempestad. Enseñame a asirme a Vos cuando sienta que no pueda más. No permitas que me considere nunca demasiado firme como para no cuidarme, no someterme a Vos. Dame la fuerza y la valentía para enfrentar la vida con Vos a mi lado. Amén.