"No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree". (Romanos 1:16)

junio 02, 2004

Sabios en lo bueno, ingenuos en lo malo

Antes de despedirse, en el capítulo final de la epístola a los Romanos, Pablo le pide a los miembros de esa iglesia una última cosa:

"Quiero que sean sabios en lo bueno, e ingenuos en lo malo". (Romanos 16:19b)

En la primera carta a los Corintios, lo expresa de la siguiente manera:
"Hermanos, basta de pensar como niños. Sean niños en la malicia, pero adultos en el modo de pensar". (1º Corintios 14:20)

Es por esto que debemos instruirnos en el conocimiento de la Palabra, así como también en el descubrimiento de la voluntad de Dios y en la comunión con Él.

Pablo dice que debemos ser sabios en lo bueno. El rey Salomón, hijo de David, habla mucho sobre la sabiduría en sus Proverbios. Aquí hay algunos de ellos:

"La sabiduría comienza por honrar al Señor; conocer al Santísimo es tener inteligencia". (Proverbios 9:10)

"Presta oído a la sabiduría; entrega tu mente a la inteligencia". (Proverbios 2:2)

"Atiendan a la instrucción, no rechacen a la sabiduría". (Proverbios 8:33)

"Aplica tu mente y tus oídos a la instrucción y a los conocimientos". (Proverbios 23:12)

Para alcanzar la sabiduría, es importante la humildad: "Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes" (Proverbios 3:34), porque "la sabiduría está con los humildes" (Proverbios 11:2b).

El versículo que más me gusta de los citados es el que afirma que la sabiduría comienza por honrar al Señor.

Debemos ser sabios en lo bueno e ingenuos en lo malo. Muchas veces es al revés. Cuando Pablo hace una lista de las características de aquellos que rechazan a Dios, en Romanos capítulo uno, en un momento dice: inventores de males. La primera impresión de esto es algo terrible. Nos preguntamos cuán mala tiene que ser una persona para que se diga eso de ella. Nos equivocamos. Para ello, simplemente tiene que ser humana.

Pablo dice en Romanos 14:14 que él está plenamente convencido en el Señor Jesús de que no hay nada impuro en sí mismo. Es cierto. Es nuestra humanidad -los deseos de la carne- los que pervierten esas cosas esencialmente buenas en malas. Nada que Dios creó es malo, pero cuando el hombre tergiversa su utilización, comienza a serlo.

Por ejemplo, la creación de Internet no fue mala en sí, al menos hasta que a alguien -un inventor de males- se le ocurrió utilizarla para difundir pornografía e imágenes de violencia. A su vez, el chat no era malo hasta que alguien -otro inventor de males- lo comenzó a utilizar para practicar cyber sexo (y con esto tergiversaba el uso del canal y del sexo).
Es decir, al hombre le es extremadamente sencillo ser sabio para el mal, precisamente porque luego de haber pecado por primera vez, tiende a seguir haciéndolo.

Dios nos pide, entonces, que seamos sabios en lo bueno e ingenuos en lo malo. Esto es estar firmes en el conocimiento de Dios y en la voluntad de rechazar lo malo.

Santiago lo resume así:
"Sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes". (Santiago 4:7)