"No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree". (Romanos 1:16)

mayo 29, 2004

Descubriendo Su voluntad

Los cristianos casi siempre demoramos nuestras decisiones basándonos en el siguiente argumento: "no sé qué es lo que Dios quiere para mi vida; cuando lo sepa, voy a ir tras ello".
Es cierto que lo que Dios quiere para nosotros debe ser fundamental en nuestra vida, y que siempre tenemos que intentar seguir esa voluntad, pero no debemos mistificarlo tanto.

Romanos 12:2 dice:
"No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta".

Me parece bastante claro.

La manera más simple y directa de descubrir lo que Dios quiere para nosotros es, como dice otra versión, "no conformarnos a este siglo". Nada que el mundo nos ofrezca puede acercarnos a Dios, o aproximar nuestras vidas al propósito que Él tiene para ellas.

La forma para estar más cerca de Él es a través de "la renovación de la mente". Esto es: comenzar a pensar más como Él y menos como nuestra naturaleza indica. Ver las cosas como Jesús las ve, y no como parecen ser a través de nuestros ojos.

En el capítulo 12 de Romanos, desde el versículo 9 hasta el 21, hay 25 indicaciones sobre cómo hacer lo que Dios espera de nosotros. Van desde amar con sinceridad, hasta no buscar venganza con nuestras propias manos.

De cualquier forma, me gustaría destacar el último versículo, el número 25, que dice:
"No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien".
En eso está resumida la voluntad del Padre.

Dejemos de plantearnos qué es lo que Dios quiere puntualmente y empecemos a hacer lo que sabemos con certeza que sí quiere. Él, a su tiempo, nos irá dando indicaciones más precisas sobre para dónde quiere que vaya nuestra vida.